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conmuchasjotas

NARANJAS DE LA CHINA

- Tres días antes de nacer David, nuestro padre ya se había marchado. Mamá tuvo que hacer frente sola a todo lo que se le vino encima. La enfermedad se hizo evidente al año de nacer. Se quedaba horas ensimismado mirando el empapelado del salón. Si algo le perturbaba se golpeaba la cabeza contra la pared. Yo tenía sólo cinco años más que él.

El insomnio se apoderó a de mí, la costumbre de dormir sola me hacía sentirme incómoda. Intenté no moverme mucho para no despertarle, pero me di cuenta que el tampoco dormía. Escuché su respiración entrecortada y unos gemidos que me hicieron suponer que estaba llorando. Quizás debiera haberle consolado pero me dio vergüenza. Simulé estar dormida haciendo mi respiración más profunda y quedándome quieta. Me abrazó y acercando su cara a la mía, me besó en la mejilla y me susurró:
- Ayúdame.

Esperé a que se durmiera para zafarme de él. Me levanté con cuidado temiendo que cada movimiento hiciera ruido y abriese los ojos. Recogí mi ropa desperdigada por el suelo y me fui al baño a vestirme. Antes de salir de la habitación le miré. Parecía un niño pequeño con cara de bueno. La sabana no cubría mas que la mitad de su cuerpo. Pensé en el frío de la mañana y le arropé.

La primera vez que vi a Pablo me resultó muy atractivo. Su cabello era negro como el tizón y sus ojos, del mismo color, me miraban con interés. Sus manos contradecían su forma de vestir. Estaba claro que ese traje no era mas que un disfraz de alguien que trabajaba con su fuerza. Fumaba continuamente y se mostraba nervioso pero firme. Hablaba mirándome a los ojos, asintiendo con la cabeza cada una de sus palabras.

- Quiero presentar una querella contra Radio Televisión Española y Danone - recordaba su último anuncio y aunque era malo tampoco tanto como para denunciarlo.- por incumplimiento de contrato y daño moral.
- ¿Trabajaba usted con o para ellos?
- No.
- ¿Qué clase de contrato le unía a esas empresas y para qué?
- Un contrato oral.
- ¿Se puede explicar mejor?
- En verdad quien va a demandar es mi hermano David. Es deficiente mental y me dijeron que quien debía demandar era su representante legal o quien tenga su custodia. Y yo soy la única familia que tiene.
- Le han informado bien. ¿Y qué clase de contrato “oral” tenía Televisión Española y Danone con su hermano?
- En 1982 con motivo del mundial de fútbol, Danone produjo la serie “Fútbol en acción” para Televisión Española. En el último episodio de esa serie su personaje principal, Naranjito prometió que “dentro de veinte años volvemos”...
- ¡Dios mío!, ¿es eso?, ¿ese es el contrato oral?
- Mi hermano David sufre PDD...
- ¿Qué?
- Trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Parecido al autismo. Mi hermano adoraba esa serie y...
- Esto es absurdo. Le agradezco mucho su visita pero.... – le quise indicar la salida pero Pablo me cogió de la mano.
- ¡ Escúcheme!

Pese a estar muy alterado le noté sincero en sus palabras. Me senté otra vez.

- David necesitaba esa serie. Cuando acabó estuvo ingresado un tiempo debido a la depresión. Con la promesa de que en veinte años volvería conseguimos convencerle del cambio. Estos pacientes no aceptan los cambios. En el 2002 esperábamos quizás una reposición. Escribí a Radio Televisión Española y no obtuve ninguna respuesta. Escribí más veces, decenas. Y llamé por teléfono y escribí correos electrónicos. Hice todo lo posible. No conseguí nada. Durante todo el año David me preguntaba todos los días por Naranjito y no sabía qué contestarle. Podía engañarle pero en Enero del 2003 sufrió una recaída de la que aun no se ha recuperado.

- Mis amigos no hacían otra cosa que comentar la nueva serie. Quería verla. Tenía quince años y no verla equivaldría a ser "raro". Pero con David no se podía. Cada vez que sonaba la televisión le daba un ataque. Mamá odiaba esos momentos. Todas las tardes nos dejaba solos en el salón y se refugiaba en su cuarto con sus discos, sus libros y su pensamiento. No pude aguantar más y en un arrebato encendí la televisión. Cuando mamá llegó al salón, se quedó atónita. David ya no miraba la pared sino la televisión. Sonreía , asentía pero sobre todo estaba feliz.

- Me parece maravilloso lo que quieres hacer por tu hermano pero este caso es inviable. - Pablo intentó interrumpirme pero no le dejé- Es muy difícil por no decir imposible dar como contrato oral una promesa de televisión. Ni siquiera una promesa electoral lo es. Por otra parte aunque supongo que tienes razón al decir que la no reposición de “Naranjito” ha hecho que tu hermano empeore, seguro que hay psicólogos que achacarían su empeoramiento a la propia enfermedad en sí. No conozco mucho acerca del autismo pero creo que su comportamiento no es previsible y escudriñarán en vuestras vidas para saber si el año pasado algo ha hecho que tu hermano esté así. Y buscarán en 1982 si hubo algo. Y lo encontrarían. Lo que sea, por tonto que parezca, les servirá. Pero eso en el caso de que estimen la querella, cosa que no creo posible...

- No se hunda, quizás otro abogado quiera llevar el caso. Hoy en día hay abogados que apuestan fuerte por imposibles...
- Te quiero a ti.
- Lo siento...
- ¿Cómo puedo convencerte?

Sus formas eran exquisitas. Su sonrisa blanca y sincera. Y su culo redondo y apretado. Acepté la invitación a una copa, convencida de que ese caso que me proponía era un imposible, una locura. Pero ¿quién no ha hecho locuras?.

- David escuchó las últimas palabras de Naranjito y en algún lugar de su cerebro comprendió que no volvería a verle. Asustado se levantó del sofá y , sin apagar la televisión, acudió a la habitación de mamá. La voz de Olivia Newton John cantando "Physicall" escondía los jadeos de mi madre. David sin embargo sí los oyó, al abrir la puerta. También mis jadeos.

Me quedé perpleja ante la historia de Pablo. Mis ojos se humedecieron y mis manos temblaban. Se acercó a mí y me besó. Me estremecí, me dejé llevar. Tenía un tenue olor a sudor mezclado con colonia barato, su boca sabía a menta y su cuerpo me indicó el camino a seguir.

- ¿Vienes a casa?

Salí de la habitación y recorrí el estrecho pasillo que llevaba al salón. Presidiéndolo, en la pared, una fotografía de una mujer joven con dos niños. Uno parecía ser Pablo, el otro, enfuruñado y encorvado, David. Sentí lástima por aquella familia y por aquellas vidas. Las piernas me temblaron y me noté emocionada. Quise volver por el camino del pasillo y abrazarle y darle todo el cariño que necesitaba.

Al cerrar la puerta de su casa supe que nunca volvería a verle. Era un buen amante y un buen hombre. Lo haría todo por su familia. Pero no me gusta que me utilicen.

- Cuando mi madre descubrió que papá se había ido me llevo a su habitación y cogiéndome por los hombros me dijo: “Ahora eres el hombre de la casa”.

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